viernes, 2 de septiembre de 2016

DE LA EPIDEMIA DE VIRUELA Y DEL CEMENTERIO EN LOS VILLARES EN 1.883

Tal día como hoy, un 2 de septiembre de 1.883, el Párroco de Los Villares, dirigía un escrito al Ayuntamiento solicitando se arreglara, de forma urgente, el mal estado  en que se encontraba el Cementerio de la localidad ante el problema de salud que se estaba provocando, aún más acuciante ante la epidemia de viruela que sufría la población.




















Desarrollo de la efemérides:
Estando sumida la población de Los Villares en una tenaz epidemia de viruela, la situación de estrechez y falta de nichos hacía que fuesen necesarias la exhumaciones de cadáveres, lo que por un lado era un peligro para la salud pública y por otro originaba un disgusto en las familias afectadas, por lo que se estaba generando un conflicto social y en alguna ocasión se había intentado atropellar al encargado del cementerio. Ante esta situación el coadjutor y párroco interino de Los Villares, D. Cándido Luna Cárdenas, enviaba con fecha 2 de septiembre de 1.883 una comunicación al Sr. Alcalde D. Luis Molina Campos, pidiendo una urgente actuación en el cementerio para solucionar este conflicto de salud y social.



Copia de la Carta:
 “Siendo diarias las exhumaciones de cadáveres que se encuentran a medio descomponer a causa de la suma estrechez de este cementerio y de las mismos exhalan miasmas que tan perjudiciales son para la salud pública, según la higiene, causando además gran disgusto para las familias de los difuntos que sabedoras de dicha exhumación han tratado de atropellar al encargado del cementerio, pudiendo ser esto causa de mayores disgustos por cuyas razones, cumpliendo con el cargo que interinamente desempeño de párroco de esta iglesia, es mi deber manifestar a Vd. el estado del citado cementerio para que tome las medidas que su buen criterio y el de todos los individuos de esa digna Corporación Municipal que preside, para remediar con los fondos municipales una necesidad tan grave como apremiante a causa de la tenaz epidemia virolosa que nos destruye. Esperando de sus buenos sentimientos que agotará todos los recursos para remediar con la mayor premura esta necesidad tan grande como perentoria”.  Cándido de Luna Cárdenas=Párroco de la parroquia de San Juan Bautista.
 Leída la comunicación por el Secretario, la Corporación Municipal,  en su vista y siendo frecuentes las quejas de los vecinos de esta localidad, teniendo en consideración el estado aflictivo de la población con la epidemia virolosa que desgraciadamente la aflige, acordó por unanimidad se proceda a la obra que interesa al reverendo párroco, teniendo en cuenta la imperiosa necesidad que la motiva, y se utilice el capítulo de imprevistos para lo que se haya autorizada esta Municipalidad por el Sr. Gobernador Civil de la provincia, así como que se tomen las medidas aconsejadas por la ciencia para evitar la propagación de la epidemia.
Tras el acuerdo municipal, la parroquia acometía las obras de arreglo y ampliación del Cementerio público de la Villa, cuyo costo ascendió a 471 pesetas y 13 céntimos, que fueron abonados por el Ayuntamiento a la parroquia el 16 de diciembre de ese año.



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