viernes, 19 de febrero de 2016

DON ANTONIO GÓMEZ MALO DE MOLINA, Maestro y Sacerdote.

Tal día como hoy, el 19 de febrero de 1800, nacía en Los Villares D. Antonio Gómez Molina, maestro y sacerdote.


Semblanza:
Don Antonio Gómez Malo de Molina, nace en Los Villares el 19 de febrero de 1800. Hijo de D. Antonio Gómez Gardí, Maestro Sangrador y propietario y  de Dña. María de los Reyes Malo de Molina Armenteros. Es el mayor de siete hermanos, Manuel, propietario de una fábrica de jabón, María de la Paz, Juliana, Ana María, José Domingo, comerciante y Francisco Zoilo, veterinario.
Vivió su infancia en la plaza la villa donde tenían el domicilio sus padres. Bachiller en Filosofía y Maestro con título del Real y Supremo Consejo de Castilla, obtuvo la plaza de Maestro de primeras letras en Los Villares en mayo de 1825, plaza que solicitó al no haber en aquellos años ni maestro, ni escuela para los niños del pueblo, por lo que el Ayuntamiento hubo de habilitarle la Sala Capitular y comprarle el mobiliario y dotación de libros y material para su puesta en marcha. Se le asignó una dotación anual de 130 ducados, con el compromiso, por su parte, de impartir gratuitamente la enseñanza a los niños pobres, cobrando una pequeña paga al resto de los alumnos. 


Nombramiento de maestro

Sintiendo la llamada de Dios, comenzó  la carrera de Sacerdote, estudios que compartía con la profesión de maestro, hasta que siendo imposible compaginar estudios y escuela, el ayuntamiento le dio el cese como maestro.

Recibió el sagrado orden presbiterado en el año 1832. Su primer destino, en el año 1833, fue la Capellanía de Santa Cristina (Otiñar),  con la obligación de decir misa en ella todos los días festivos y domingos del año, por la que recibía una asignación de cinco reales por día.  En 1834 se le concede por el Obispo de la Diócesis,  el beneficiado de la parroquia de San Juan Bautista de Los Villares. Iniciada en ese tiempo una terrible plaga del cólera morbo asiática, a poco de iniciarse la plaga cae enfermo el Párroco  y a pocos días el cura, quedándose solo a cargo de la parroquia de un pueblo que tenía algo más de quinientos vecinos (unas dos mil almas), para la administración no sólo de los Sacramentos sino para dar sepultura a ocho o diez vecinos todos los días. Infectado de la cólera el único escribano de la villa, se vio precisado de que los moribundos le otorgasen sus últimas voluntades, por no haber persona alguna que quisiera aproximarse a las casas de ningún colérico, ejerciendo con felicidad empresa tan ardua y arriesgada sin otro premio que la gratitud de sus paisanos (de estos hechos existen pruebas documentales, en informes tanto del Ayuntamiento, como del Párroco de la Villa). Compaginó sus tareas del sacerdocio son el cuidado de sus padres ya septuagenarios, a quienes tuvo a su cargo hasta su muerte.
Vice-prior de la parroquia, en  1837, como responsable de la fábrica de la misma, hubo de inventariar los objetos sagrados susceptibles de ser incautados por la Desamortización de Mendizábal, si bien su habilidad, junto a la del párroco y la predisposición del las autoridades municipales, hicieron posible salvar de la incautación, el pequeño pero apreciable ajuar de vasos y enseres sagrados.
En junio de 1856, siendo Vice-prior de la parroquia, en base a una Circular de la Diócesis, sobre el estudio de las necesidades de cada una de las parroquias, elaboró un Documento-estudio de las necesidades parroquiales y situación social de los vecinos de la villa, consiguiendo que el Ayuntamiento, presidido por entonces por D. José del Alcalde y Cuberos, se comprometiese al pago de unas cantidades fijas y proporcionadas, sufragando así los derechos de estola,  -bautismos, bodas y defunciones-  de manera  que los feligreses no tuviesen que pagar nada por estos servicios.
En 1857, sufrió un intento de secuestro; los secuestradores lo retuvieron un tiempo pero la audacia de su criado, un ciego llamado Fermín, hizo que se abortarse el intento.
Persona muy querida y estimada en el pueblo, formó parte de innumerables comisiones benéficas que, como consecuencia de distintas tragedias a nivel nacional o internacional, se creaban para recaudar fondos en la villa. Así mismo, formó parte de las Juntas Locales de Enseñanza y de Sanidad durante varios años.


Casa en que fallece.
Casa en que nació.




















Don Antonio Gómez Malo de Molina, fallecía, de edema pulmonar, a las cinco de la mañana del día 22 de diciembre de 1876, en el número 12 de la calle del Arcediano (hoy  calle Jardín), tras una vida entregada a Dios y a sus paisanos.  Su muerte fue muy sentida en el pueblo, que acudió  en masa a la iglesia. Tras la misa funeral, el féretro fue trasladado al cementerio acompañado por los estandartes de las once cofradías que existían en la parroquia.

Sea esta semblanza, el reconocimiento y homenaje  a un villariego, desconocido para muchos, que ejerció su labor sacerdotal entregada por entero a favor de sus paisanos más desfavorecidos.

*Don Antonio Gómez Malo de Molina, es tío abuelo de D. Manuel Narciso Gómez Luque, el sacerdote, héroe de Cuba, al que el Rey Alfonso XIII, nombró Canónigo de Lugo, por "méritos de guerra".



TAMBIÉN ESTE DÍA…En 1875: El Ayuntamiento que preside, D. José del Trigo y Galabardo, ante la epidemia de viruela que afectaba al ganado lanar de la villa, creó una Comisión de inspección y control, integrada por el Sr. Concejal D. Santiago del Alcalde García, y los particulares D. Francisco Zoilo Gómez Malo de Molina, veterinario,  y D. José Ramírez Catena.
La primera medida tomada fue separar a todas las ovejas infectadas y concentrarlas en un lugar fijo y cercado donde pudiesen pastar sin contagiar al resto del ganado de la villa.


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