viernes, 15 de agosto de 2014

RICARDO LÓPEZ HIGUERAS, "Ricardito"

Tal día como hoy, un 15 de agosto de 1.975 fallecía en Los Villares, Ricardo López Higueras, “Ricardito”, villariego que formó parte, durante muchos años, del Grupo Cómico-Taurino “El Bombero Torero”.

Ricardo con su madre












Semblanza:
Un 15 de agosto de 1.975 fallecía en el número 70 de la calle Carolina de Los Villares, Ricardo López Higueras, “Ricardito”, como popular y cariñosamente se le llamaba.
Se dice “que las grandes esencias se guardan en frascos pequeños” y no había más que conocer a Ricardo para comprender el verdadero significado de la frase. Él fue  un hombre al que la naturaleza hizo pequeño de estatura pero al que dotó de grandes cualidades, su diminuto cuerpo acogía en su interior un gran corazón; era trabajador, generoso, alegre, dicharachero y siempre dispuesto a ayudar y a hacer felices a los demás, sobre todo a los niños por quienes sentía predilección.


Un de sus primeras fotos con la compañía.

Hijo de José López Parras, agricultor y de Brígida Higueras Martínez, “Ricardito” nacía un 5 de enero de 1.925, a las siete de la mañana, en el número 12 de la calle Antonio Molina, el día que tantos niños y niñas esperan con ilusión el regalo de los Reyes Magos; y no pudo elegir mejor día para nacer, porque eso fue él durante muchos años para la chiquillería que abarrotaba las plazas de toros de  medio mundo y para todos los que nos acercábamos a él, un regalo de Dios que nos hizo sonreír y del que siempre recibíamos caricias y frases llenas de amor envueltas en sonrisas y guiños que hacía que brotase la  alegría a su alrededor.
Su infancia en Los Villares fue muy difícil y dolorosa, su anomalía era causa de burla de aquellos a los que luego él entregó tanto, los niños. Su negativa a asistir al colegio hizo que los padres decidieran desplazarse a vivir a Jaén buscando la felicidad de Ricardo. Y allí, en la calle Almendros Aguilar, próximo al Arco de San Lorenzo, establecerían su residencia.
Cartel del espectáculo cómico-taurino 


Desde Jaén, se incorpora al espectáculo cómico del Circo y tras un tiempo en él,  entraría en contacto con la empresa Cómico-Taurina “El Bombero Torero”, donde se integró y trabajó durante muchos años, recorriendo las plazas de toros de toda España, de Francia e Hispanoamérica. 


En una de sus muchas actuaciones en Méjico. 

El mundo del espectáculo fue su única escuela, sus constantes viajes de un lado a otro del globo terráqueo le dio una amplia cultura, hablaba bien francés, si bien no sabía escribirlo, tenía una bonita caligrafía y las conversaciones con él siempre te aportaban conocimientos insólitos e insospechados en una persona como Ricardo, que nunca asistió a la escuela pero que supo aprovechar todo cuánto la vida le ofreció para convertirse en un hombre de una amplia cultura.
Con Manuel Benítez "el Cordobés"





En la plaza Deán Mazas
Cuando los años y la enfermedad que padecía, "cor pulmonale crónica" hicieron imposible que continuara viajando y trabajando en la actividad que fue siempre su seña de identidad, el hacer soñar  a los niños,  se estableció durante dos años en Valencia donde actuaba en el número cómico de un espectáculo de varietés. Pero su estado iba a peor y decide volver a Jaén a la casa de sus padres. Nunca dejó de trabajar ni de ilusionar  a los más pequeños. Siempre de una u otra manera buscó el sustento; ahora lo haría con la venta en la calle. Su imagen en la plaza de Deán Mazas de Jaén, bajo los soportales del palacio de los Vilches, con su maleta y sus rantoncitos y pajaritos de cuerda, fue una de las estampas del Jaén de finales de los sesenta.





Y cuando la llama de la  vida se le iba apagando, madre e hijo vuelven al pueblo que le vio nacer. “Ricardito” fallecía en la calle Carolina de Los Villares, a causa de la enfermedad crónica que padecía,  a las 13 horas del 15 de agosto de 1.975, día  de la Asunción de la Virgen, como queriendo subir al regazo del Padre de manos de su Madre.



Ricardito, en la esquina de la izquierda, en una foto del  Grupo.


Sea esta semblanza, mi humilde homenaje a aquel hombre, pequeño en estatura pero al que la naturaleza premió con el mejor de los dones, repartir felicidad a todos los de su alrededor. 
Foto en la Plaza de España en Madrid, 


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